Cómo incide la presencia de agua en la vida útil de los alimentos
Los microorganismos, y entre ellos los causantes de toxiinfecciones alimentarias, necesitan agua para poder crecer y desarrollarse. El agua disponible dentro de los alimentos, un parámetro conocido como actividad del agua (aw), es un factor importante para la longevidad de la vida útil de los mismos, ya que cuanto mayor es la cantidad de agua disponible en el alimento más fácilmente pueden prosperar los gérmenes.
El agua es uno de los principales componentes de los alimentos y también un factor directamente relacionado con su vida útil. De toda el agua que contiene un alimento, una parte compone su estructura molecular y otra se encuentra libre o disponible. Ésta última es la que aprovechan los microorganismos para crecer y desarrollarse en el alimento, deteriorando su calidad y poniendo en peligro su seguridad.
En el campo de la ciencia de los alimentos, se habla de la actividad del agua (aw) para referirse a la cantidad de agua libre que contiene un alimento. Es un parámetro importante porque determina la vida útil y el tipo de microorganismos que pueden prosperar en ese alimento.
AW ENTRE 0 y 1
La actividad del agua tiene un valor máximo de 1 y un valor mínimo de 0. Cuanto menor es la actividad del agua de un alimento, mayor es su vida útil, dado que significa que contiene menor cantidad de agua disponible para que los microorganismos puedan desarrollarse.
La aw establece el rango de inicio y final del crecimiento de muchos microorganismos. La mayoría de ellos, incluyendo las bacterias patógenas, requieren una aw por encima de 0,96 para poder multiplicarse y crecen más rápidamente a niveles de 0,99-0,98. Si los valores de aw son menores que éstos, la velocidad de crecimiento de los microorganismos disminuye y la fase de latencia aumenta.
En el límite inferior, cuando la aw es menor de 0,60 no existe crecimiento microbiano, pero sí que puede haber microorganismos residentes en el alimento (que no lo degradan) durante largos periodos de tiempo.
A grandes rasgos se considera que la relación de la aw con el crecimiento de microorganismos es la siguiente:
aw=0,98: pueden crecer casi todos los microorganismos patógenos y dar lugar a alteraciones y toxiinfecciones alimentarias. Los alimentos más susceptibles son la carne o pescado fresco y frutas o verduras frescas, entre otros.
aw=0,93/0,98: hay poca diferencia con el anterior. En alimentos con esta aw pueden formarse un gran número de microorganismos patógenos. Los alimentos más susceptibles son los embutidos fermentados o cocidos, quesos de corta maduración, carnes curadas enlatadas, productos cárnicos o pescado ligeramente salados o el pan, entre otros.
aw=0,85/0,93: a medida que disminuye la aw, también lo hace el número de patógenos que sobreviven. En este caso, como bacteria, solo crece S. aureus, que puede dar lugar a toxiinfección alimentaria. Sin embargo, los hongos aún pueden crecer. Como alimentos más destacados figuran los embutidos curados y madurados, el jamón serrano o la leche condensada.
aw=0,60/0,85: las bacterias ya no pueden crecer en este intervalo, si hay contaminación se debe a microorganismos muy resistentes a una baja actividad de agua, los denominados osmófilos o halófilos. Puede darse el caso en alimentos como los frutos secos, los cereales, mermeladas o quesos curados.
aw<0,60: no hay crecimiento microbiano, pero sí puede haber microorganismos como residentes durante largos periodos de tiempo. Es el caso del chocolate, la miel, las galletas o los dulces.
Los alimentos con baja aw se conservan en óptimas condiciones durante períodos más largos de tiempo, mientras que aquellos cuya actividad de agua es elevada tienen una conservación mucho más delicada. Por esta razón, en alimentos más perecederos se utilizan técnicas de conservación, que permiten controlar la aw en los alimentos, como la evaporación, el secado, la liofilización o la adición de sal/azúcar, para aumentar así su vida útil.