CÓMO CONTROLAR LA CALIDAD MICROBIOLÓGICA DEL AIRE Y SUPERFICIES CON LA DESINFECCIÓN EN SECO

Con la aparición del virus SARS-CoV-2 a finales de 2019, y tras encontrar evidencias científicas de que el virus se transmite por el aire, surge la necesidad de desinfectar espacios públicos en general y mejorar los sistemas de ventilación, dejando de ser así una práctica habitual únicamente en instituciones médicas y sanitarias, industria farmacéutica o alimentaria y en el sector pecuario donde se siguen estrictos procedimientos de higiene o bioseguridad a fin de evitar uno de los principales contaminantes que puede afectar a la calidad y a la seguridad de los procesos, los bioaerosoles. En este sentido, numerosos sistemas y métodos para la desinfección y purificación del aire han aparecido desde el inicio de la pandemia introduciendo su uso en programas y planes de prevención para el control de la transmisión de, entre otros microrganismos, el virus SARS-CoV-2.

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Los bioaerosoles se pueden encontrar en todos los ambientes de trabajo, pero sólo algunos de ellos son capaces de originar efectos nocivos en la salud de las personas o problemas de calidad. En la industria alimentaria, el aumento de la concentración de ciertas levaduras, mohos y bacterias puede ser peligroso tanto para los alimentos que se fabrican como para el personal que trabaja en estos establecimientos.

El nivel de microorganismos presentes en el aire varía significativamente en función del tipo de industria, siendo más altos en instalaciones donde se manipulan productos procedentes del campo, por ejemplo, industrias de grano y/o molinería, industrias postcosecha o de preparación y conservación de frutas y hortalizas, etc. Además, el tipo de microorganismo y su concentración en la atmósfera variará también en función de la estación del año en la que nos encontremos. Estos contaminantes se caracterizan por ser microscópicos, resistentes y adaptarse rápidamente a nuevos hábitats, asimismo, se distribuyen muy fácilmente dando lugar a contaminaciones cruzadas.

Mejorar la calidad microbiana del aire se puede conseguir, en primer lugar, mediante la identificación de fuentes potenciales de contaminación y, en segundo lugar, mediante la implementación de medidas preventivas y de control que ayuden a conseguir una higiene óptima y unas condiciones de seguridad adecuadas. Algunos aspectos a considerar son:

  • El diseño higiénico de la planta que permita una separación efectiva del exterior y entre zonas de distinto riesgo
  • El flujo de productos, materias primas y personal
  • La instalación de sistemas de ventilación que permitan adicionalmente un control de la temperatura y humedad en el interior de las zonas de producción
  • La realización de un mantenimiento adecuado del edificio y equipos
  • La ejecución de programas de limpieza y desinfección que contemplen tanto la desinfección de superficies como del ambiente

La desinfección por vía área de superficies y ambientes (DSVA) es una tecnología muy apropiada para completar los procesos de limpieza y desinfección, ya que es capaz de alcanzar zonas críticas a las que sería difícil de acceder con las técnicas tradicionales. El DSVA garantiza una desinfección rápida, fiable y segura de espacios como oficinas, laboratorios y zonas de producción de la industria.

Este procedimiento también conocido como procedimiento de desinfección no dirigido permite que, desde una fuente emisora de solución desinfectante y en ausencia de personas, se pueda efectuar un tratamiento por vía aérea, alcanzando tanto la desinfección del ambiente como de las superficies, sobre todo superficies de difícil acceso para la desinfección tradicional.
En la industria alimentaria y, en particular, en el sector pecuario está muy extendido el uso de técnicas de desinfección de superficies por vía aérea como acción complementaria a la desinfección habitual de superficies siendo las más empleadas la nebulización húmeda, la termonebulización o la fumigación o nebulización en seco.

Fumigación como alternativa a la nebulización húmeda
Una de las ventajas de la nebulización en seco frente a otros procedimientos como la termonebulización es la reducción del consumo de agua en los procedimientos de limpieza y desinfección de las industrias alimentarias. En este caso, el humo actúa como transporte de la materia activa y permite su aplicación en zonas a desinfectar donde el uso del agua no es recomendado o la humedad puede suponer un problema.

Los productos fumígenos se presentan en latas de distinto tamaño. La elección del tamaño o el número de botes a incluir en el tratamiento vendrá definida por el volumen de la sala a tratar. Cuatro etapas en las que se basa el principio de funcionamiento del desinfectante seco: emisión, dispersión, expansión y sedimentación. De manera que el ingrediente activo presente en el envase tras la ignición es liberado al ambiente en forma de humo, generando una suspensión microparticulada (el tamaño de estas partículas oscila entre 0,01 y 5 μm). El humo se suspende, fluyendo en el aire del área confinada durante un tiempo hasta que finalmente las micropartículas se depositan sobre todas las superficies. Así pues, la actividad biocida se inicia en el aire para después continuar en las superficies.

Todo ello convierte a los productos fumígenos en la solución ideal para complementar los procedimientos de limpieza y desinfección en aquellas instalaciones donde el agua o la humedad son considerados como grandes enemigos. Algunos ejemplos de aplicación son:

  • Granjas avícolas, incubadoras
  • Áreas de procesamiento
  • Locales de almacenamiento de productos acabados/materias primas
  • Laboratorios.
  • Cámaras frigoríficas
  • Cámaras de maduración y secado
  • Salas de envasado y manipulación de productos acabados
  • Salas blancas
  • Conductos de aire
  • Silos para el almacenamiento/Camiones para el transporte de productos alimenticios sólidos o en polvo, etc.

Como en cualquier proceso de desinfección, los resultados microbiológicos se verán afectados por el nivel de limpieza del que partamos, así como, de la correcta cubicación y estanqueidad de la sala y del plazo de seguridad o actuación del producto en el recinto.

La gran ventaja que presenta la aplicación de un desinfectante en forma de humo es su fácil manejo, que permite, sin necesidad de uso de equipos adicionales, la aplicación de un producto dosificado, consiguiendo una distribución homogénea de la materia activa por todo el espacio correctamente aislado.

Así pues, la integración de un producto fumígeno en un procedimiento de limpieza y desinfección habitual y su uso frecuente contribuirá en gran medida a controlar la calidad microbiológica del aire y de las superficies del ambiente de trabajo.

Fuente: BETELGEUX

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